Una conducta suicida puede manifestarse mediante determinados comportamientos. Es decir, hay algunos signos que deben ser considerados como señales de 'alerta'.
Etimología y definición del suicidio
Recurriendo a la etimología de la palabra suicidio, podemos decir que proviene del latín moderno “suicidĭum” formado de “sui” (de sí, a sí) y del sufijo “cidĭum” (acto de matar, del verbo «caedĕre» que significa cortar y matar), denotando la acción de quitarse la vida.
Refiriéndonos a la definición actual, la Real Academia Española define ‘suicidio’ con dos acepciones:
- Acción y efecto de suicidarse
- Cualquier acción o conducta que puede perjudicar de manera grave a quien la hace o realiza.
Ya aclarada el origen y definición de la palabra, podemos decir que el suicidio es el acto de quitarse la propia vida. Sin embargo, es importante, antes de hablar del suicidio, saber a qué nos referimos exactamente porque el suicidio es el resultado de un proceso previo que implica que existan dos conceptos: la ideación suicida y la conducta suicida.
- Ideación suicida. Son pensamientos que tiene la persona de acabar con la propia vida que pueden ser más o menos graves en función de su nivel de planificación y expresión de voluntad. Cabe destacar que la ideación suicida es más frecuente que los intentos de suicidio y que los suicidios consumados.
- Conducta suicida. Se produce cuando la persona ya ha actuado para quitarse la vida, y pueden darse dos situaciones. Por un lado, por motivos internos o externos, no se ha producido la muerte y, por otro lado, cuando la persona termina quitándose la vida, se habla de suicidio consumado.
El suicidio en cifras
Según el informe de la OMS “Prevención del suicido un imperativo global”» en el 2012 se registraron en el mundo unas 804.000 muertes por suicidio. En los países con buenos datos de registro civil, el suicidio puede estar mal clasificado como muerte por accidente o por otra causa. El registro de un suicidio es un procedimiento complicado que involucra a varias autoridades diferentes, incluso a menudo a la policía. En los países sin registro fiable de las muertes, los suicidios ni se cuentan.
El suicidio es la segunda causa de muerte a nivel mundial en la franja de edad de los 15 a los 29 años Y la primera causa de muerte no natural en España. Provoca más fallecimientos que los accidentes de tráfico, pero nadie habla de ello. En España como en otros países, no existe ningún plan o programa de prevención del suicido a nivel estatal, ni estrategia alguna contemplada para este problema de salud pública, en el Sistema Nacional de Salud.
Edad y sexo en el suicidio
Las formas de presentación de las conductas suicidas (en concreto, de la letalidad de la conducta, los métodos utilizados, las motivaciones específicas y el riesgo de reincidencia) varían mucho en función de la edad y del sexo.
Suicidio según el sexo
Los suicidios consumados se dan más en hombres de cierta edad, con una premeditación clara y con métodos expeditivos (ahorcamiento, precipitación o armas de fuego), mientras que las tentativas de suicidio aparecen más en mujeres jóvenes que recurren de forma impulsiva a la ingestión de fármacos y que revelan con esta conducta extrema, a modo de mecanismo de huida, la existencia de un problema emocional que les genera un gran malestar y que desborda sus recursos de afrontamiento.
Suicidio según la edad
Si bien el suicidio se produce fundamentalmente en las edades medias de la vida, hay actualmente dos picos crecientes en las cifras obtenidas: la adolescencia/juventud (el 25% del total de suicidios consumados) y la vejez.
- Adolescentes y jóvenes
Los desencadenantes de la tentativa de suicidio o del suicidio consumado en adolescentes y jóvenes son los siguientes: a nivel clínico, el consumo abusivo de alcohol/drogas o la aparición de una depresión o de un brote psicótico; a nivel ambiental, un entorno familiar y social deteriorado, un desengaño amoroso (las tormentas emocionales son más intensas a estas edades), una orientación sexual no asumida, el fracaso escolar reiterado, el acoso o ciberacoso; y a nivel psicológico, la presencia de algunas características de personalidad, como impulsividad, baja autoestima, inestabilidad emocional o dependencia emocional extrema.
Es decir, se trata mayoritariamente de chicos de carácter impulsivo y agresivo, con depresión, ansiedad u otro tipo de psicopatología, que, además, abusan del alcohol u otras drogas. Este es, a grandes rasgos, el perfil de los adolescentes que acaban quitándose la vida.
Ocurre, sin embargo, que muchos adolescentes utilizan métodos menos efectivos, como la ingestión de fármacos o los cortes superficiales en los antebrazos, que suponen una poderosa llamada de atención respecto al malestar emocional en que se encuentran y que alteran la dinámica familiar/social, pero que no entrañan un peligro directo para su vida, al menos a corto plazo.
- Personas en la tercera edad
El suicidio es más frecuente en personas ancianas, más si están solas, deprimidas y con enfermedades incapacitantes. Los ancianos pueden no dar señales ni haber cometido tentativas previas de suicidio. Entre las motivaciones de los ancianos figuran la soledad, en el caso de la pérdida de pareja o de abandono de los hijos, la sensación de ser una carga para los demás y las enfermedades crónicas graves, sobre todo cuando generan depresión, malestar, incapacidad funcional y aislamiento social. Los ancianos realizan menos intentos autolíticos que los jóvenes, pero utilizan métodos más efectivos al intentarlo, lo que lleva a una mayor letalidad.
Factores de riesgo en el suicidio
Es interesante el abordaje que realiza Enrique Echeburúa en su artículo “Las múltiples caras del suicidio en la clínica psicológica”» hablando del suicidio como una urgencia vital ubicada no sólo en un contexto biográfico de pérdida de la salud de la persona, sino también de debilitamiento de sus redes afectivas y sociales. Para él, en la toma de decisiones de una persona que se implica en una conducta suicida hay tres componentes básicos: a nivel emocional, un sufrimiento intenso; a nivel conductual, una carencia de recursos psicológicos para hacerle frente; y a nivel cognitivo, una desesperanza profunda ante el futuro, acompañada de la percepción de la muerte como única salida. Por ello, el suicidio no es un problema moral. Es decir, los que intentan suicidarse no son cobardes ni valientes, sólo son personas que sufren, que están desbordadas por el sufrimiento y que no tienen la más mínima esperanza en el futuro.
Partiendo de la investigación e información que nos ofrecen la Organización Mundial de la Salud» y la Guía para familiares de Salud de Madrid», podemos recoger los siguientes tres factores de riesgos como factores que inciden en la probabilidad de cometer un suicidio. Algunos de ellos son:
- Factores personales: Presencia de una enfermedad médica (epilepsia, infección por VIH, tumores…) o tener un diagnóstico de enfermedad mental, especialmente en aquellos casos de personas con depresión, trastorno bipolar, trastorno por abuso de sustancias (alcohol y otras drogas), esquizofrenia o trastorno límite de la personalidad. Antecedentes personales de ideación o tentativas suicidas. La existencia de antecedentes personales de intentos autolíticos en el pasado es uno de los factores de riesgo que más claramente se asocian a la posibilidad de un futuro suicidio consumado. Sentimientos de fracaso personal, indefensión y desesperanza frente a la vida y su futuro.
- Factores comunitarios y relacionales: Antecedentes familiares de suicidio. Pertenecer a una familia con altos niveles de crítica y hostilidad. Abuso de alcohol o drogas en la familia. Haber sufrido o sufrir maltrato físico, psicológico y/o abuso sexual
- Factores sociales: Ausencia/ pérdida de una red social de apoyo. Aislamiento social. Dificultad para acceder a los servicios de atención sociosanitarios especializados: Servicios de Salud Mental y Servicios Sociales. Presencia de acontecimientos vitales negativos (p.e. muerte de una persona querida, ruptura de pareja, problemas legales).
Existe una correlación positiva entre los intentos o conductas suicidas y el número de factores de riesgo que concurren en una misma persona. Aunque no necesariamente se deben dar estos factores para que la persona determine llevar a cabo sus ideaciones suicidas.
La alarma del riesgo suicida
Los principales signos de alarma son los siguientes: los intentos previos de suicidio, sobre todo si se ha recurrido a métodos potencialmente letales; los antecedentes de suicidio en la familia; y la expresión verbal, más o menos explícita, de un sufrimiento desbordante y del propósito de matarse (en forma de gestos o amenazas suicidas), mucho más aún cuando hay una planificación de la muerte (cambios en el testamento o notas de despedida). Todo ello se potencia cuando hay un agravamiento de un trastorno psicopatológico o de una enfermedad crónica dolorosa o cuando se produce un aislamiento social indeseado
Muchas personas, antes de intentar suicidarse, evidencian una serie de signos y síntomas que hacen posible la detección del riesgo suicida. Es muy importante que las familias conozcan cuáles son estas señales de alerta para minimizar el riesgo de aparición de un intento suicida en su familiar. Estas son algunas de las señales que pueden indicarnos que alguien está pensando en acabar con su vida:
Señales de alerta verbales de suicidio
- Comentarios o verbalizaciones negativas sobre su futuro: p.e. “No valgo para nada”, “No sirvo para nada”, “Estoy cansado de luchar”.
- Comentarios o verbalizaciones negativas sobre sí mismo o sobre su vida: p.e. “Ya nada tiene solución”, “Que acabe esto pronto”, “No tengo fuerza para seguir”
- Comentarios o verbalizaciones relacionadas con el acto suicida o la muerte: p.e. “Me gustaría desaparecer”, “Quiero descansar”, “No deseo seguir viviendo”, “Me pregunto cómo sería la vida si estuviese muerto”, “Nadie me quiere y es preferible morir”, “No merece la pena seguir viviendo”.
- Despedidas verbales escritas: p.e. “Quiero que sepas que en todo este tiempo me has ayudado mucho”.
Señales de alerta no verbales de suicidio
- Cambio repentino en su conducta. Este cambio puede ir en dos sentidos:
- Aumento significativo de la irascibilidad, irritabilidad, ingesta de bebidas alcohólicas en cantidades superiores a las habituales y con una frecuencia inusual.
- Periodo de calma y tranquilidad repentino cuando previamente ha presentado gran agitación. Considerar esta situación como una mejoría de su familiar podría ser un error; puede constituir una señal de peligro de riesgo inminente.
- Aparición de laceraciones recientes en alguna de parte del cuerpo.
- Regalar objetos muy personales, preciados y queridos.
- Cerrar asuntos pendientes.
- Preparación de documentos para cuando uno no esté (testamento, seguro de vida, etc.).
En caso de detectar alguna señal o síntoma de ideación de suicidio de algún familiar, se puede recurrir a los siguientes recursos especialistas en situaciones en crisis.
- Servicios de Emergencia a través del 112 (SAMUR, SUMMA)»
- Teléfono de la Esperanza de Madrid» Tel.: 91 459 00 50 (funciona las 24 horas del día)
- Centro de Escucha “San Camilo”» Tel.: 91 533 52 23 – Mail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
- Servicio Madrileño de Salud»
- Servicios de Salud Mental y Urgencias Psiquiátricas Hospitalarias». Portal de Salud de la Comunidad de Madrid – Recursos de atención a la salud mental
Recursos de información, apoyo o espacio para ser escuchado
- Red AIPIS (Asociación de Investigación, Prevención e Intervención del Suicidio)». Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
- Red AIPIS-FAEDS». Grupo de familiares y allegados en duelo por suicidio.
- A tu lado. Plataforma de Ayuda a familiares y Prevención del Suicidio de Huelva. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
- BIZIRAUN». Asociación de personas afectadas por el suicidio de un ser querido (País Vasco)
- Asociación Vasca de Suicidología»
- Asociación para la Prevención y Apoyo a afectados por suicidio(Alicante). Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
- AFASIB. Asociación de familiares y amigos supervivientes por suicidio de las Islas Baleares. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
- Servicio de Orientación e Información sobre asociaciones de familiares y de personas con una enfermedad mental en todo el territorio nacional: Atención directa: 672 370 187 - 91 507 92 48
Propuesta para la prevención del suicidio
Una vez analizado todos los factores importantes a tener en cuenta en relación al suicidio voy a plantear una propuesta de prevención apoyada por el plan 2020 de la OMS y por la Asociación de Investigación, Prevención e Intervención del suicidio (AIPIS)».
Según la OMS los suicidios se podrían reducir en un 30 por ciento si se pusiera en marcha una adecuada estrategia de prevención. En mi opinión, la prevención tiene que empezar a implantarse desde edades tempranas. En los colegios educativos se debería realizar campañas de prevención del suicidio, para que a medida que vayan creciendo vayan teniendo información, de que son situaciones que se pueden dar y que hay diferentes recursos a donde acudir en caso de ayuda.
En esas campañas, se debería promover la educación o la inteligencia emocional, para que desde niños se empiece a expresar lo que sentimos, exteriorizando nuestra forma de sentir podemos solucionar algunos problemas de forma más fácil.
Hay que tener en cuenta que la mayoría de los suicidios consumados son de hombres. Que el mayor índice de suicidios masculinos que femeninos guarda relación con la forma en que el hombre vive sus dificultades personales, y que como no suelen hablar de sus problemas, no liberan su carga de sufrimiento y, por lo tanto, se encuentran más afectados por trastornos adictivos. Teniendo en cuenta los anteriores elementos, si los hombres desde pequeños tuvieran las habilidades o mayor facilidad para expresar lo que sientan y a saber o llevar el sentimiento de soledad o frustración se podría reducir el número de suicidios.
Bibliografía
- Echeburúa, E. (2015) Las múltiples caras del suicidio en la clínica psicológica. Terapia psicológica, vol. 33, nº 2; pp.: 117-126»
- Salud Madrid. Guía para familiares. Detección y prevención de la conducta suicida en personas con una enfermedad mental»
- Prevención del suicidio. Un imperativo global (2013)»
- Spirito, A. y Donaldson, D. (1998). Suicide and suicide attempts during adolescence. En A.S. Bellack y M. Hersen (eds.). Comprehensive Clinical Psychology (vol. 5) (pp. 463-485). Amsterdam: Elsevier
Gonzalo Moreno Mayoral
Estudiante de 5º curso del Doble Grado en Criminología y Trabajo Social.
Universidad Pontificia Comillas
Conductas suicidas. Factores de riesgo y protección. Signos de alarma